Todos conocemos la parte lúdica de esta festividad, ahora
llamada Halloween y exportada de modo comercial desde los Estados Unidos al
resto del mundo. Navegando un poquito llegamos a saber que su origen era Celta,
y que fue llevada al nuevo mundo desde emigrantes Irlandeses. Dicho esto, no
podemos olvidarnos también del pasado Celta en la península Ibérica, y como sin
tener este nuevo sentido comercial, algunos de los ritos paganos ya existían
aquí mucho antes de su comercialización.
En Cerveruela, Jesús también cita como “se ponían calabazas, con velas dentro y
a las que les esculpían los ojos y bocas, a modo de calaveras”
Este fin de semana, hemos celebrado un poquito de la víspera de todos los santos, Halloween, con un toque moderno de disfraces y pedir por las casas… aunque me cuenta Donato que ellos también pedían por las casas porque “para la víspera de todos los santos era costumbre matar una machorra y pedir alguna cosa por las casas para pasar la noche, comiendo y bebiendo, ya que cada hora había que ir al campanario a tocar a clamor”. Sofía además menciona el día de difuntos “El día de animas había misas, rosarios, pero por la noche no salía nadie”. Costumbre que recae en las supersticiones atribuidas a esa noche, sirva el ejemplo de la Santa Compaña. Gustavo Adolfo Becquer supo recoger también estos infortunios en su inmortal leyenda “El monte de las ánimas”, localizada en la vecina Soria.
Tampoco hay que olvidar que también hay una fiesta cristiana
de honrar a los difuntos, yendo al cementerio para limpiar las lapidas y poner
flores.
Según los usos actuales, es común salir disfrazado, dar
sustos y pedir caramelos por las casas,,, pero el encanto de hacerlo en un
pueblo pequeño no es comparable con cualquier sucedáneo que se haga en ciudad.
Solo falto un poquito más de gente, pero seguro que al año que viene lo
conseguimos.
Estos si que dan miedo:
El photocall
Algunos de los echamos de menos
I
Distintos momentos de
la visita a las casas
Sentimos que el olmo del horno del Daniel no este... para esconderse en el. Ni tampoco nos atrevimos a bajar a la fuente ... (dedicado a Javier Iturbe y Jose Luis).
Y el reto:
Jesús recuerda la siguiente coplilla de Cerveruela, de
aquellos osados que iban al cementerio por la noche: “calzasblancas, a que no me alcanzas” a lo que uno compinchado desde
dentro contestaba: “calzasnegras a que no
me esperas”. Supongo que eran negras porque se lo había hecho allí mismo.
Javier Orea, reto superado.