Otro año más el mes estival se presenta,
y el pueblo se habita con gentes venidas de todos los rincones de las Españas,
las calles rezuman júbilo, los niños gritan y centellean de una lado a otro,
como en tiempos pretéritos cuando la escuela marcaba los horarios del lugar. De
nuevo muchas casas se vuelven a abrir, y tras cada puerta, el fresco contenido
de un invierno sin fin, se asoma al umbral, invitando al transeúnte a
guarecerse de la canícula con la excusa de hablar de esto y de lo otro. El
pueblo se engalana, se siega la hierba, desenloda el lavadero, fabrican cabezudos o se prepara la
casa del lugar como improvisado tele-club para tertulianos y despistados. Por cada
esquina se limpian telarañas y barren patios, ¡que agitación!. Bienaventurados todos
los que arreglan casas y los que esperan durante todo el año a los foráneos.
Es menester comunicarlo, vivirlo,
participar, porque por cada acción que se realiza, se contribuye a mejorar, y
cada uno tiene su parte en esto.
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El ayuntamiento de Molina dejo el tajo a medias, pero el
pueblo hizo el resto.
Colocando las estanterías del bar.
Como sabéis el próximo 4 de Agosto por la tarde, habrá una
demostración de toques tradicionales de campanas del Señorío del Molina. Esta
todo el mundo invitado.