Actualizada 16/3/2019
La cantina de Tordelpalo. La
cantina la compró mi familia alrededor del año 1946, a unas sobrinas de Antonio
López, que la habían recibido en
herencia. Ellas eran de Rueda.
Era una cueva bastante grande, tenía la cocina y una habitación con dos
alcobas y el portal. Estas estancias estaban enyesadas ósea que era como una
casa. Al fondo había un cuarto bastante grande, las paredes eran de roca y la
bebida se conservaba muy fresca. En aquel entonces se vendían muchas gaseosas.
La carretera no existía, era una camino de tierra, no habían coches, ni carros,
ni bicicletas. Me habían explicado que había una diligencia tirada por caballos
que hacía la función de correo e iba de Molina a Monreal. El cambio de caballos
lo realizan en la cuadra que había arriba de la cantina, les dejaban a beber,
comer y continuaban el camino con
otros caballos y al regreso volvían a
hacer el cambio.
En
mis días se empezó a hacer la carretera. los
picapedreros que venían con una buena reata de burros, sacaban piedras
de las canteras en Balsequillo en la loma de la Solana y luego con los burros las
llevaban a la carretera, hacían montones y otros con mazos hacían los trozos
pequeños y ponían capas de piedras y luego pasaban unas apisonadoras. Después
los camineros si veían huecos los cubrían con tierra y a las cunetas les quitaban las hierbas. Iban
con toda la familia a la cantina, pasaban buenas temporadas, por cierto en
aquel entonces vivía en la cantina mi hermana Plácida que la tenía en alquiler,
en ella nacieron mis sobrinos Restituto y Juanita. Luego se fueron al pueblo a
casa de sus abuelos.
También
venían los trilleros de Cantalejo,
provincia de Segovia, en el mes de mayo.
Traían sacos llenos de pernalas (son una clase de piedrecillas que hay
en Segovia). Iban por todos los pueblos a arreglarlos. En la cantina pasaban
una buena temporada y venían todos los años, se solían ir a primeros de julio
con los sacos vacios de pernalas. El resto del año se dedicaban a hacer las
pernalas y así se ganaban la vida en aquellos tiempos.
El día de la fiesta (la Octava del
Señor) después del baile íbamos a la cantina a tomar unas gaseosas bien
fresquitas, siempre invitaba a la chica
el bailador que llevara. En aquella época
no habían cervezas, coca-colas, fantas … como refresco la gaseosa. Años más tarde sí que se empezaron a vender
otro tipo de refrescos. Después de la cantina bailando el pollo hasta la era
nueva y luego al pueblo a comer.
Recuerdos de
Alejandrina López Orea
Este febrero pasado tuve de nuevo
conciencia del estado de ruina que tiene la cantina, y de como el tiempo,
ladrones y pillos han convertido este espacio tan lleno de vida en otros
tiempos en una oquedad a pie de la carretera que reclamaba poder hablar. Tiempo
atrás intente recopilar alguna información sobre ella, pero fue muy breve.
“Mi madre iba con un huevo a la cantina y se
lo cambiaban por caramelos"
Realmente
mi última visita iba motivada por un relato que Alejandrina me comento sobre
unas coplas que aparecieron en la cantina cuando su padre Juan hizo unas obras
en la cocina. Ella era niña, y las coplas una vez leídas las volvieron a dejar
de nuevo en el hueco que las encontraron, encima de la puerta, detrás de una
estampa de una virgen. Me comentó que su hermana Abilia puso también su firma.
La
emoción se desvaneció cuando comprobé que la cocina es realmente la estancia
que está totalmente en ruina, y que las coplas, si no se las llevo antes
alguien, están debajo de un montón de piedras y enruna.
Me
cuenta que las coplas hablaban de un crimen, de una mujer que había vivido allí
y que le clavo la aguja de tejer a alguien que bebía... quizás se acuerde de
algún detalle más, para mi entender parecía "el secreto de Anchuela que se supo
en Tordelpalo", aunque luego me da una explicación a ese dicho tan localizado en la comarca de Molina. Sea como fuera, no puedo dejar la oportunidad de dejar
constancia de ello.
También
me ha explicado la razón de un agujero que en la entrada, en la pared de la
izquierda, y es muy ingenioso... Si alguna vez vamos a comprar a un centro
comercial, cuando la caja llega a una determinada cantidad de dinero, la cajera
empaqueta los billetes y los envía a alguien a través de un tubo. El sistema es
similar... la rendija a modo de hucha, era para introducir el dinero que los
clientes pagaban en la cantina, y gracias a la pendiente, el dinero se
introducía en una caja fuerte que había al otro lado de la pared y que fue
hecha por un albañil de Prados.
Como sabéis hay una iniciativa para hacer un libro con fotografías antiguas, con persona, paisajes que tengan, o hubieran tenido alguna relación con Tordelpalo, Novella, acompañadas de texto, historia, fechas, anécdotas... y que únicamente podrá salir adelante con la colaboración de todos. Esta semana santa, llevaré de nuevo el escáner para todo el que quiera digitalizar fotografías.